Muchas veces los hombres creemos que cada día es más complicado ligar y acercarse a una mujer. Pensamos que cualquier paso en falso seremos señalados como acosadores o que puede ser catastrófico. Y no, no es que ya no se les pueda hablar a las mujeres o que la caballerosidad estén en crisis. Más bien se trata de entender dónde están los límites sobre lo que decido o deciden las personas con las que tengo vínculos. Y no te culpo, una realidad es que crecimos con una pedagogía machista que nos mal informó sobre el consentimiento y aquello que hoy llamamos acoso. Para ello, creamos una guía sobre esto y cómo aplicarlo correctamente y evitar caer en las violencias y ser más ético en nuestras relaciones. 

Consentimiento e información clara y completa. 

Si no doy información completa y honesta para obtener un sí, es violencia.
Por ejemplo, quieres seguir la fiesta con alguien en casa, pero temes el rechazo de proponerlo, así que te inventas algo y terminas mintiendo para conseguir lo que quieres. Obtener un consentimiento de esta forma, no es ético. Lo mejor es ofrecer la información de manera transparente y sin engaños, sí tu acompañante accede, podrás disfrutar mejor tus planes. 

Consentimientos obligatorios. 

Muchas veces no nos damos cuenta que condicionamos las respuestas de nuestres compañeres, vínculos y amistades. Conseguir un sí por medio de la obligación o amenaza,  también es violencia. 

Por ejemplo, decirle a tu pareja que si no accede tendrá consecuencias, desde dejarle de hablar hasta otras escalas de violencia. Evita condicionar las respuestas. Nuestras decisiones no deberían tener consecuencias negativas. Deben ser respetadas y ya. 

El consentimiento puede ser. 

Mi consentimiento es contextual y no me obliga a nada. Puedo retíralos en cuanto no me sienta bien. Además, podemos comunicar nuestro cambio de opinión de manera libre, honesta y abierta. Naturalizar la libertad de que nuestro consentimiento sea reversible. 

Por ejemplo, si estamos en la cama con nuestra pareja y al final decide o decido que no quiero, estoy en mi completo derecho de revertir mi consentimiento sin importar qué tan lejos hayamos llegado y del mismo modo respetarlo en caso de que nos digan que no. 

Estos puntos nos ayudarán a ser más éticos a la hora de acercarnos a alguien, saber que no es no y que el acoso así como el engaño y las consecuencias negativas no son parte de una forma de violentarnos o violentar. 


Escrito por: Mikel Armenta.


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